Hace un mes se realizó en el auditorio de la Municipalidad de Maynas una reunión llamada “Hablemos sobre cultura”, que básicamente tenía como objetivo discutir de modo abierto y transparente, en una instancia pública, un tema que usualmente es tan mentado como ignorado.

Lo interesante es que todas las instancias, incluyendo la municipalidad anfitriona, habían sido invitadas a intervenir con sus principales autoridades políticas. Al final, la única que asistió con ese rango fue la Directora General de Cultura de Loreto, Maritza Ramírez. De los demás, el impulsor del evento, Carlos Cook, indicó que se habían cursado las invitaciones respectivas y algunos habían confirmado su asistencia.

Al final, bueno, como siempre, una vez más, brillaron por su ausencia.

Aquel detalle, aparentemente cotidiano, aparentemente común (pero del que se hicieron eco algunos medios de comunicación) en el fondo descubre la miopía contumaz con que los políticos han abordado el tema de la cultura, tanto que ya parecen ser portadores de un mal crónico. No solo es un síntoma de desconexión, sino, en estos tiempos, ya una necedad.

En las últimas semanas, me he intentado empapar diariamente de las propuestas de los candidatos (porque ya estamos en campaña, a pesar de que falta aproximadamente año y medio para las próximas elecciones) que buscan algún puesto en Iquitos. Evidentemente, todas parecen amasijos sin caos ni coherencia, refritos, propuestas antitécnicas o, en el mejor de los casos, declaraciones de buenas noticias. Pero ninguna de ellas, o por lo menos ninguna de las más importantes, menciona a la cultura como un asunto, ítem, como una problemática por solucionar o, mucho menos, una potencialidad para impulsar.

En un lugar como Loreto, cuya interacción entre cultura, identidad , turismo y biodiversidad, plantear políticas concretas que vinculen estos espacios, que fomenten el arte, que valoren la historia y el patrimonio arquitectónico, que dinamicen un sistema del conocimiento amazónico, los políticos usualmente están perdidos al respecto. Y eso es un error estratégico.

La cultura (sus manifestaciones diversas) puede generar un beneficio económico más importante y necesario para el presupuesto local. Pero los amigos políticos parecen no captarla (o están perdidos en temas muy poco valorables en el futuro) Probablemente no se dan cuenta que una inversión en este tipo de actividades es en el fondo una ganancia concreta, ya ni siquiera en el mediano ni largo plazo, además de una sinergia que genera beneficios para la imagen personal y colectiva, un sistema interesantísimo de transmisión de información valiosa.

Nada de ello parece ser importante. Nada de ello les mueve de los sueños de cemento y cuchipanda. Reiterarles que el futuro de Iquitos está primordialmente impulsado por la identidad cultural y un turismo que se afinque en la ciudad, más allá solo de los albergues de la periferia, se pierde entre la grita de los partidarios y los bailes interminables.

Sería genial exigirles a las autoridades y a los candidatos políticos un plan sobre lo que harán en cultura y turismo. Nada de charlatanería ni silencios. Argumentos concretos, programados, sustentados. Veremos.