#ElPerúQueQueremos

Tiempos difíciles 2.0

Publicado: 2010-03-20

Existen momentos en que se traza una lnea que separa la justicia del abuso. Existen momento en que un derecho -real y concreto - se convierte en un arma que puede ser usada de modo exagerado y excesivo.

Armando Mass, presidente de la ultimamente muy ubicua y envalentonada APDAYC (Asociacin Peruana de Autores y Compositores) se equivoca cuando demanda al creador de Utero.pe, Marco Sifuentes, por difamacin debido a alguna de sus columnas en Per21.Y se equivoca claramente porque desconoce un principio bsico que garantiza el sistema constitucional y legal a cualquier ciudadano peruano: la libertad de opinin.

Estoy seguro que Mass cree con sinceridad que Sifuentes ha cometido una infamia escandalosa al escribir un texto titulado "Corsarios y Piratas" (que,adems, fue publicado el 26 de julio del ao pasado, es decir casi 8 meses antes de la denuncia). Quiero extraer de ella los supuestos parrafos agraviantes (el texto es de Sifuentes, por cierto y por si algunos no se dan cuenta o no quieren darse cuenta):

" Como todos sabemos, y muchos hemos sufrido, APDAYC tiene un poder inusitado. Inspectores de este gremio interrumpen matrimonios, bautizos y hasta cumpleaos para exigir el pago de derechos de autor. Tambin, siguiendo el ejemplo de sus smiles internacionales que protegen los intereses de la industria del entretenimiento en el primer mundo, han llegado al absurdo de cobrarle una tarifa a cantantes que interpretan sus propias composiciones. Si una bodeguera pone un televisor para distraerse mientras atiende a sus clientes, tambin le debe dinero a APDAYC. Etctera.

Pues bien. APDAYC ha elaborado un Tarifario para el Entorno Digital (verlo en http://ir.pe/menosse) que, en cristiano, detalla cunta plata le debemos todos a la entidad que preside ejecutivamente Armando Mass. S, todos: si pusiste un clip musical de YouTube en tu blog o tu cuenta de Facebook le debes algunos cientos de dlares a APDAYC.

A los chicos de APDAYC les gusta decir que todas estas violaciones al sentido comn ms elemental estn amparadas por la ley. Sin embargo, su asociacin est violando la Ley de Derecho de Autor, especficamente el artculo 146 del DL 822, que ordena, acerca de entes como APDAYC: "Dichas entidades (...)no podrn ejercer ninguna actividad de carcter poltico, religioso oajena a su propia funcin."

El problema es que APDAYC s ejece varias actividades ajenas a su propia funcin. Por ejemplo, hacomprado parte del accionariado de la disquera IEMPSA, es decir, ya es parte del negocio discogrfico. Adems, en una reciente entrevista en Radio Capital, Armando Mass admiti que su institucin ha comprado seis radios en provincias. As, nuestros amigos de APDAYC se constituyen en juez y parte del negocio del entretenimiento. Estas irregularidades han puesto al APDAYC en la mira de la Comisin de Derechos de Autor de Indecopi, que ya nombr un auditor para investigar estos casos (...)

(...)Especulemos: Si Garca quiere ajustar o, como ya hemos visto, apropiarse de un canal de televisin manda a la Sunat. Pero si los blogs empiezan a resultar un problema, a quin podra llamar el presidente? La Sunat, no; los blogs no le deben millones al fisco. Entonces? La salvacin del rgimen podra ser APDAYC, un gupo de gente que, como hemos visto, se arrogan el derecho de avasallar a cualquiera que haya cometido el delito de compartir msica por Internet (o sea, a todos nosotros, los piratas).

Hace trescientos aos, decamos, a los que podan pisotear a cualquiera con tal de servir al rgimen de turno se les llamaba corsarios. En el siglo XXI, en el Per, podran tener un nombre ms inocente: Asociacin Peruana de Autores y Compositores"

De lo que podemos colegir, Sifuentes no se ha metido en la esfera privada de Masse, tampoco ha generado ningn infundio ni ha falseado datos que ataquen el buen nombre del buen Mass. Sifuentes ha expresado una opinin. Y por esa opinin ha sido demandado.

Una cosa muy clara es imputar a alguien hechos falsos a travs de medio pblico y otra, completamente diferente es expresar una opinin, discrepante, vehemente hasta hostil si se quiere, pero opinin al fin y al cabo, sobre la actuacin pblica de una persona pblica. Creo que el seor Mass an no se ha querido dar cuenta de su esfera: por ms intocable que uno pretende ser, es objeto de escrutinio pblico y crtica, positiva o negativa por dicha actuacin.

Aqul es un grave precedente, el cual lamentablemente no es indito en el Per, pues anteriormente Jos Alejandro Godoy, otro blogger y difusor a travs de TICs, fue demandado por linkear (s, linkear) una informacin de otro medio.

Mis sensaciones sobre el asunto Mass-Sifuentes son variadas. Por un lado, estoy convencido que hay un enorme desfase generacional que hace que personajes veteranos como Mufarech o Mass trastabillen con roche a la hora de asumir causas contra comunicadores 2.0. El caso del link por el que fue demandado Godoy es un claro sntoma de que los verdugos no entienden y probablemente no quieran entender cmo funciona el sistema de difusin en internet. Probablemente le hables de links, de hipertexto, tags y posts y les de un mareo. Pero es completamente necesario si uno desea entender, debe conocer o, por lo menos hacer el intento.

En el caso de Mass est claro que no entiende cmo funciona el sistema de uso y difusin gratuita de produccin musical o audiovisual en el ciberespacio, y ms bien lo busca punibilizar a toda costa, sin tener en cuenta que existe un lado real y econmico. De ello se puede extraer lecciones muy importantes sobre cmo la tecnologa va a incrementar el uso, por ejemplo, de las descargas, al punto tal que habr un momento en que estas sern una herramienta principal de acceso a los contenido artsticos y musicales que supuestamente se pretende defender. Escribe El Morsa:

Muerto el soporte fsico (soporte magntico -cintas, cassettes-, y prontamente los discos pticos -cds, dvds), la circulacin de bienes culturales se dar sobre la transmisin y descarga digital. En Estados Unidos, por ejemplo, la tienda iTunes de Apple se alista para vender pelculas por internet (es decir, que se descarguen por internet). Aqu es casi seguro que en los prximos meses veamos que las cabinas pblicas sern tambin lugares de venta de msica: Trae tu llavero memoria USB, y descarga toda la msica del Grupo Nctar por una luca. No es nada difcil de imaginar. Mientras tanto, INDECOPI sigue peleando porque no se vendan discos en El Hueco.

Pero tambin es cierto que nuestra ley sobre derechos de autor y uso de la web 2.0, como seala Godoy, va camino al anquilosamiento:

As como el avance de la impresa y el surgimiento de la economa de mercado fueron los hechos que produjeron que los Estados reconocieran la existencia de los derechos de autor (tanto morales - es decir, el reconocimiento por la autora - como patrimoniales - el derecho a explotar la obra o a disponer de ella con un fin econmico), la tecnologa ha puesto a prueba la forma como se vienen concibiendo los derechos de autor, sobre todo, en cuanto al aspecto lucrativo.

Internet nos ha puesto al alcance, de diversos modos, el acceso a diversas manifestaciones artsticas. Y de otro lado, los costos de reproduccin y copiado de las mismas se han reducido sustancialmente. Esta libertad de acceso ha hecho que la forma de entender diversas industrias culturales, sobre todo en el campo de la msica, comience a variar, sobre todo, en lo que respecta al giro del negocio.

El Morsa es muy claro en un post bacn sobre el tema. Pero se me ocurre adems alguna opinin sobre el omnmodo poder que ha empezado a tomar la APDAYC a travs de la figura del sor Mass. Yo siento que siempre existe una lnea intermedia y el autoritarismo no es manejable cuando ests en una empresa que pretende recuperar la confianza de los autores y compositores. Honestamente, siento que la APDAYC se ha empezado a comportar como un monstruo que amenaza a todo aqul quese quiera interponer en su camino. Mildemonios lo retrata claramente:

En el tema de APDAYC pasa lo mismo que pasa con la otras muchas instituciones en el Per: Tienen poder porque les dejan. Se quejan de que solamente les pagan con pollo, se quejan de que son unos abusivos, etc, etc. Sin embargo, nadie los obliga a ser socios de APDAYC. Es una organizacin libre a la que un autor o compositor se inscribe porque quiere. Y la verdad es que tiene tan mala imagen, que si yo viviese de mi msica lo dudara mucho antes de inscribirme con ellos.

Por ejemplo, aqu la lista de artistas en el gnero rock y balada que estn inscritos en APDAYC. Supongo que es una lista parcial, porque dudo mucho que sean el bastin de la defensa de los derechos de los msicos con una lista de apenas de once rockeros. Pero ok, digamos que sa es la lista. Lanla y memorcenla. Porque estos son los seores que le dan el poder al seor demandante de hacer todo lo que los usuarios se quejan.

Si gente de APDAYC entra a una bodega y multa al bodeguero por el pecado de escuchar msica mientras trabaja, es porque estos seores se lo estn permitiendo indirectamente. Seor Julio Andrade, en serio ests ok con eso? Y seor Pedro Suarez-Vrtiz. T siempre sonriente y buena gente, t normal con que le metan un juicio al amigo de todos Ocram indirectamente en tu nombre?

El seor Mass no se demora nunca en decir que l hace lo que hace en calidad de presidente de una institucin que tiene un estatuto y que est sujeto a las reglas y a las leyes, etc, etc. Sin embargo, en un programa en radio y en vivo decide cambiar el accionar de la asociacin, al anunciar ante la insistencia del organizador de un concierto benfico que est bien, ya no pagues el fee a APDAYC. Te lo regalo la mitad como institucin y la otra mitad como Armando Mass. Entonces? En qu estbamos? l es el que decide o no?

Esto deja ver que la asociacin en cuestin no cuenta una institucionalidad muy slida que digamos y que las cosas se deciden unipersonalmente. Dime, Pierina Less, t tan hip y tan in que eres, normal con eso? Porque son ustedes los que estn permitiendo que este causa haga lo que hace.

Y claro, mientras agrupaciones de consumidores se juntan en asociaciones como el No Soy Delincuente y acadmicos discuten sobre el asunto en foros como ste sobre derechos de autor en la era digital, ustedes socios de APDAYC son los primeros en la lista de los que permiten esta clase de jugadas. Y la prxima vez que a un taxista le caigan encima por escuchar msica mientras trabaja o que sancionen a una profesora de un kindergarten por cantarle cumpleaos feliz a una niita que an ni puede tararear la cancin, pnganse una mano al hombro.

Ese es precio de vivir en medio de un pas que permite que una institucin bienintencionada que trata de mejorar la vida sea manejada de forma autoritaria y por dems punitiva, adems que mide con varas totalmente diferentes, de acuerdo a su propios intereses. Atacando, acosando, persiguiendo al consumidor; meciendo y dorando la pldora a los artistas, varios de los cuales no reciben ni cobran los derechos de autor que presuntamente recauda APDAYC. Al margen de los ahora denunciados, (que son circunstanciales y coyunturales) es evidente que existe una representacin abusiva que raya con la tozudez, pero tambin una agresin contra las libertades -las verdaderas, las que no atacan, las que no destruyen honras o generar perjuicio personal o social. El mundo 2.0 Slo por eso - y slo por eso - estas denuncias deberan ser tomadas con pinzas y generar un rechazo inmediato de parte de quienes creen en las redes sociales, en las libertades tecnolgicas y de quienes creen en las libertades, a secas.


Escrito por

Paco Bardales

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Publicado en

Diario de IQT

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